Hace mucho tiempo en un rincón de una madriguera, se encontraba un Lobo hambriento dando el toque final a su más brillante plan, que era, disfrazarse de un Pastor para entrar sigilosamente de noche en un rebaño repleto de gordas Ovejas.
Una vez listo, se dirigió al Rebaño, y mientras descansaba el Pastor y los Perros guardianes, el Lobo sin mucha demora, entró sin hacer ruido, y al ver a las gordas Ovejas a su disposición, su mente volaba haciéndose agua la boca. Las Ovejas, al ver rondando al Falso Pastor, se acercaron a él muy contentas, y se quedaron a su lado creyendo estar seguras. El falso Pastor, viendo fijamente a una Oveja de su mayor agrado, no pudo contener su entusiasmo y dijo:
"¡Oh~~ si!, ¡Pero que Oveja tan~ suculentamente gorda y sana!, ¡Oh~~!, ¡pero qué tierna y grande es!, ¡Esta, será un festín de los grandes!, ¡Cielos, cielos!, ¡Se me hace agua la boca!"
Mientras el Lobo disfrazado vivía su ensueño de alegría, no se midió ni percató del gran ruido que hacia, tanto, que logró despertar al Pastor y a los Perros guardianes, quienes sin mucha demora, acorralaron al impostor y lo castigaron severamente hasta acabarlo.
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