A
pesar de lo difícil que resulta investigar acerca de las emociones en la vida
intrauterina, muchos estudios coinciden en que las actitudes y sentimientos de
la madre influyen en el desarrollo emocional del feto y por tanto en su
personalidad.
En
estudios realizados a bebés intrauterinos se ha descubierto que a partir del
cuarto mes de gestación éstos presentan reacciones emocionales muy similares a
las de un recién nacido y se menciona que se debe a que en esta etapa es capaz
de percibir el cariño y amor que llega desde el exterior.
Desde
la segunda semana después de la concepción hasta el parto, el niño está unido a
su madre y al mundo externo a través de la placenta, la cual no solo le
proporciona alimento sino que también recepta las emociones de la madre.
Según
el Dr. Verny, estudioso del desarrollo del psiquismo fetal en la etapa
prenatal, el bebé tiene en el vientre ?experiencias? y éstas son almacenadas en
su memoria y posteriormente se presentan en la vida adulta a manera de
?huellas?. Los bebés, incluso antes de nacer, tienen necesidad de amor que es
alimentado por los sentimientos y pensamientos de la madre.
El
estrés o excitación prolongada por parte de la madre afecta la salud física y
mental del ser humano en desarrollo, está comprobado que cuando la madre sufre
de estrés emocional, el feto se mueve con mayor fuerza y frecuencia a
diferencia cuando ésta se encuentra en un buen estado emocional.
El
profesor Peter G. Fedor-Freyberg, de la Universidad de Estocolmo (Conferencia
de Marie-André BERTIN, 2001) narra el caso de una recién nacida que desde su
nacimiento rechazaba obstinadamente el pecho de su madre, mientras que se
abalanzaba sobre el biberón cuando se le presentaba, y se aferraba al pecho de
otra mujer mamando vigorosamente.
Una
intuición del profesor le hizo preguntar a la madre si es que de verdad deseaba
a su hijo y ella admitió que no, que ella deseaba abortar pero que continuó
porque su pareja así lo deseaba. Según Freyberg la niña había percibido el
rechazo de su madre y se lo devolvía de la misma manera.
Este
es un ejemplo de cómo los sentimientos negativos de la madre afectan al feto,
lo contrario ocurre cuando la madre vivencia estados de felicidad o de
bienestar, en este caso lo que comunicará al bebé será tranquilidad y alegría.
Aquí,
el papel del padre es fundamental, los sentimientos y actitudes que ofrezca a
la madre y al bebé contribuirán al buen estado emocional de ella y por tanto
del bebé. Considerando que en la etapa prenatal, la mujer se encuentra más
sensible, es necesario ser cuidadosos con lo que se hace o se dice en relación
a ella.
Ahora,
no todos los conflictos, angustias o preocupaciones por las que pase la madre
afectarán al bebé, sólo aquellas que representen una perturbación para ella y
más aún si es constante. Todos pasamos por malos momentos que la mayoría de
veces superamos sin dificultad como un mal momento en el trabajo o con la
familia, pero existen otras situaciones que nos cuestan superar como por
ejemplo: la muerte de un familiar, una separación y estas influyen negativamente en el bebé.
En
este tipo de situaciones en las que se ve afectado el estado emocional de la
madre es recomendable realizar técnicas que favorezcan la relación afectiva tanto
entre padres y de ellos con el feto, la haptonomía será ideal porque a través
de las caricias favorece el logro de estos objetivos.
Todo
esto nos da a conocer la poderosa fuente de aprendizaje que es la madre y la
fuerte relación que existe entre ella y el bebé, por tal motivo será necesario
ayudarla a afrontar adecuadamente aquellas situaciones estresantes que puedan
afectar el bienestar del bebé.
CSM...
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